En primera instancia, se sugiere que la familia converse con el participante y le exprese abierta y respetuosamente las expectativas que tenían de hospedar, etc. Así mismo, el participante tendrá la posibilidad de manifestar cómo se ha sentido, cuáles dudas tiene respecto a las reglas y obligaciones en el hogar, sus inquietudes y expectativas.
Si la conversación no logra el resultado esperado se sugiere contactar al voluntario de AFS en la comunidad, quien se encargaría de mediar el conflicto entre las partes, con el objetivo de facilitar los acuerdos mutuos. Usualmente luego de esta fase tanto la familia como el participante logran sobrellevar la parte de adaptación cultural inicial y logran continuar exitosamente la experiencia. Si se confirma que no se ha logrado la empatía necesaria, la compatibilidad y la satisfacción de la experiencia para ambas partes, se recomienda un traslado del participante a otra familia, AFS asume la responsabilidad de realizar el cambio.